La gente me pregunta por qué no me gusta arreglar las complicaciones de los procedimientos realizados por otra persona. El siguiente ejemplo lo ilustrará claramente: Un paciente mío muy satisfecho estaba recibiendo cumplidos en una fiesta. Un conocido se le acercó y le preguntó: quién te hizo la cirugía. El paciente dio mi nombre. Este conocido dijo que no hizo un buen trabajo con mis ojos. Revisé mis registros y resultó que tenía una complicación importante debido a un procedimiento realizado por otra persona. Se había eliminado demasiada piel y había muchas cicatrices entre los músculos de los párpados y la piel. Ante su insistencia traté de remediar su situación. Mejoré significativamente su problema funcional y en parte la apariencia. Ahora soy castigado por buenas obras. Elanda por ahí diciendo que le di un mal resultado.